Boletín Nº 65

XXII aniversario de la tragedia de Chernóbil. La ayuda Cubana a Chernóbil

XXII aniversario de la tragedia de Chernóbil. La ayuda Cubana a Chernóbil.

Ernesto Gómez Abascal

 

Veinte años de Programa de Atención a los niños de Chernóbil

Paco Azanza Telletxiki

Baragua/Rebelión

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XXII aniversario de la tragedia de Chernóbil. La ayuda Cubana a Chernóbil.
Ernesto Gómez Abascal

Unos 20 kilómetros al este de La Habana, en una playa de arenas blancas y tibias aguas, existe una instalación única en el mundo: un hospital especial para tratar a las víctimas del desastre nuclear de Chernóbil, Ucrania. En estos días se cumplen 20 años de su funcionamiento y allí han sido tratados, totalmente gratis, 25,457 pacientes, de ellos 21,378 niños. Leucemias, tumores y diversos tipos de cáncer, enfermedades contraídas como producto de la radiación nuclear, han sido curados mediante trasplantes de médula y tratamientos altamente especializados. El hospital, que continúa recibiendo cientos de pacientes todos los años, se mantuvo funcionando aún cuando desapareció el socialismo en la URSS y en Europa y Cuba debió enfrentar profunda crisis económica.

Leonid Kuchma, ex presidente ucraniano, visitó Cuba en esta ocasión para agradecer al gobierno cubano la labor altamente humanitaria que ha llevado a cabo sin interés material alguno, sólo guiado por el sentimiento solidario.

Este hecho, del cual Cuba no ha hecho propaganda, contrasta con la feroz campaña emprendida en semanas recientes por los Estados Unidos y por la Unión Europea, que ha volcado todo el poder de sus medios de prensa, tratando de desprestigiar a la Revolución Socialista, tomando como pretexto la muerte de un delincuente común transformado en “disidente político”. El hombre, cumplía condena por hechos de violencia, se había declarado en huelga de hambre y rechazado tratamiento médico, bajo la demanda de que le pusieran en su celda: teléfono, televisor y otras comodidades. Su muerte, lamentable, pero voluntaria e inducida por enemigos de Cuba para utilizarla como propaganda, ha sido divulgada en toda la prensa occidental para acusarnos de violar los derechos humanos. ¡El colmo de la hipocresía y la manipulación!

En más de 50 años de poder revolucionario, y a pesar de la permanente política agresiva del vecino imperio, no han podido nunca probar que en Cuba se haya maltratado o torturado a un preso; no han existido casos de desaparecidos; no se ha ejecutado a nadie extrajudicialmente; todo detenido ha tenido derecho a su defensa, aún aquellos que han cometido los más horrendos crímenes. Este es un principio ético que defendemos sin cesar y constituye una fortaleza de nuestro sistema socialista.

Cuba sin embargo, puede dar lecciones de Derechos Humanos al Parlamento Europeo que recientemente aprobó una resolución condenando a Cuba. Lo que hemos hecho con los niños afectados por el desastre de Chernóbil, es sólo una muestra de nuestro apego a los verdaderos derechos humanos. Ningún país de la Unión Europea tiene el expediente humanitario que nosotros poseemos: miles de médicos salvando vidas gratuitamente en lugares de desastres naturales, en poblaciones y países pobres que carecen de los más elementales recursos; decenas de hospitales especiales para devolverles la vista a miles de personas pobres; maestros enseñando a leer y escribir a millones que habían perdido la esperanza de lograrlo.

En Haití, el país más pobre de América, ya había unos 400 médicos cubanos cuando ocurrió en el reciente devastador terremoto. Salvaron miles de vidas y se mantienen allí en una cantidad superior.

Aún más, cuando la población de la ciudad estadounidense de New Orleáns fue abandonado por su todopoderoso gobierno después de ser arrasada por el huracán Katrina, Cuba ofreció enviar un contingente médico especializado en zonas de desastre, pero fue rechazado.

Este ejemplo de práctica humanitaria que lleva a cabo un país pequeño, pobre y asediado como Cuba, es muy peligroso para el egoísmo defendido por la ideología capitalista e imperialista. Es lo que les duele y lo que quieren eliminar a cualquier precio, la mentira incluida.

Los Estados Unidos y sus aliados en la Unión Europea, muchos de ellos con un terrible y sangriento pasado de explotación colonial, cuyo espíritu parecen mantener, carecen de moral para acusar a Cuba de violar los derechos humanos. Antes de hacerlo debían meditar, lavarse la boca y mejor callarse.

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Veinte años de Programa de Atención a los niños de Chernóbil
Paco Azanza Telletxiki
Baragua/Rebelión

 

El 26 de abril de 1986 un terrible acontecimiento estremeció al mundo. Me estoy refiriendo a la explosión del IV reactor de la central ucraniana de Chernóbil. Un experimento, cuya supervisión no fue lo debidamente correcta, provocó cierta reacción incontrolada que devino en una explosión de vapor. Al parecer, a resultas de la misma, la capa protectora del reactor fue destruida, de modo que unos cien millones de curios de nucleidos radioactivos entraron en contacto con la atmósfera.

Ante tamaña tragedia, las autoridades de la entonces Unión Soviética pidieron ayuda internacional. Plenamente consciente de que la solidaridad es la esencia del socialismo, Cuba revolucionaria no dudó en echar una mano al pueblo ucraniano.

A primeros de 1990 y con el objetivo de estudiar el alcance del accidente nuclear, así como ver de que manera se podía ayudar, un grupo de especialistas cubanos viajó a la zona del siniestro. La evaluación pronto obtuvo los primeros resultados: en marzo de aquel mismo año, una avanzada de 139 niños afectados por diversas enfermedades oncohematológicas fueron recibidos en el aeropuerto internacional José Martí por el propio Fidel. Nacía así el Programa de Atención a los niños de Chernóbil, promovido por el Jefe de la Revolución y apoyado de manera entusiasta por toda la población. En julio llegaron más afectados a Cuba desde Rusia, Bielorrusia y Ucrania. A partir de entonces, todos los años visitaron la Isla una media de 2.000 niños procedentes de los tres países ya mencionados, así como de Moldavia, Armenia y otras naciones europeas.

Actualmente, la cantidad de pacientes que llegan a Cuba cada año se ha reducido a entre 700 y 800, ya que, de manera regular, sólo Ucrania los sigue enviando. A día de hoy, cuando el mencionado Programa de Atención a los niños de Chernóbil acaba de cumplir veinte años, 24.471 personas –de ellas 20.423 niños y niñas- han sido atendidas en el Hospital Pediátrico de Tarará por los médicos cubanos.

Decía unas líneas más arriba que el pueblo apoyó con entusiasmo la decisión gubernamental de ayudar a los damnificados, y existen no pocos ejemplos que lo certifica. Especialmente reseñable es la humana actitud que tuvieron los niños cubanos: estos cedieron un importante espacio de descanso y recreación infantil, como era el Campamento de Pioneros José Martí de Tarará, para que, a partir de entonces, fuera utilizado en la recuperación de las victimas del accidente nuclear que llegaban a la Isla.

Bloqueado por el gobierno de los Estados Unidos e inmersos en un duro Período Especial, Cuba hizo lo que ningún país quiso hacer: acoger a los afectados de la catástrofe nuclear para organizar un programa integral de salud que, además de masivo, siempre fue gratuito.

Fuente:
Ernesto Gómez Abascal. Chernóbil, Cuba y los Derechos Humanos.
Paco Azanza Telletxiki. Veinte años de Programa de Atención a los niños de Chernóbil

Rebelión. http://www.rebelion.org/

Blog del autor: http://baragua.wordpress.com

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Libro “Chernóbil 20 años después” a disposición publica:

http://www.ciaramc.org/indiceChernobil.htm

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